Al verla sentada escribiendo (imaginé) una carta, en ese banco frente a tres edificios emblemáticos de Rosario (la Facultad de Derecho incendiada, la ex Jefatura de Policía de la dictadura militar, la ex Sede de Operaciones del Ejército genocida) no pude evitar el impulso de disparar la foto.
Una carta, imaginé. Una carta. Treinta años despúes. ¿A quién ya no está? ¿A los culpables? ¿A la Justicia?
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